Queridos lectores misericordiosos: hoy creo que merece la pena que vean el vídeo antes que seguir leyendo. Adelante, les dejo unos minutos y seguimos, el contenido del mismo lo merece...
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Bien, ¿qué tal? Supongo que ojipláticos mínimo ante este alarde de locura que ha sido grabar las voces. Y es que si tenemos en cuenta la vitalidad, la inquietud y el ansia viva de nuestro cantante, esto no podía haber ocurrido de otra manera. Nuestro imparable Lillo se ha estirado un padrastro del dedo y se ha dejado la piel a tiras mientras cantaba. Al rojo vivo estaban las cuerdas vocales cuando terminó (cosa que aprovechamos como brasas para hacer una barbacoa). Un sinfín de esputos y gargajos salieron disparados esos dos días en todas direcciones, como si de electrones en un tubo catódico se tratasen. Todo ello para que la grabación fluyera y obtener un resultado inmejorable.
Ya se vislumbra el final a esta grabación, solamente queda por grabar coros, metales y algún detalle de multipercusión... la nostalgia ya nos envuelve y estamos empezando a sentir penica porque esto se termina. Pero también significa que empieza otra nueva aventura en breve en tierras norteñas. Nuestro compadre Kolibrí, genio y guitarrista de Marea, nos espera en sus estudios Sonido R-5 en Orikain (Navarra) para la producción, mezcla y masterización. Una semana que nos parece un sueño inalcanzable pero que ya es una realidad.
Con la ilusión que nos recorre el cuerpo nos despedimos de ustedes hasta la próxima entrada, ¡salud y rockanroll!
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